miércoles, 16 de marzo de 2011

Querida mujer desconocida




  Con la boca deshecha por amor venenoso,
aún conservo los besos que nunca nos dimos,
querida mujer desconocida.

Yo que anhelaba en las noches
de amargos ventanales
tus ojos dormidos de sueño profundo,
donde yo era la tierra que buscaba desnuda
tus manos ansiosas de amor fecundo
o la lluvia olvidada sin raíces ni cielo
cayendo en los campos desolados de tu piel
Tan solo escuchaba junto al invierno preso
dos palabras que silbaba el viento:   Te espero

Y caminé sobre las calles de todos los infiernos,
sobre la yerba prendida de todas las pasiones,
entre gente sin rostro que buscaba a otra gente,
inventando la tarde donde yo te besara,
inventando la noche en que me besaras tú.
Pero solo quedaba espuma en la orilla
cuando tu alma serena secuestraba la boca
Porque llegabas con una caricia y luego partías
como lo hacen sin guía, ni dictado, ni geografía
las olas más tuyas, más mías, arrancadas del mar.

Por eso, y porque tengo un corazón de ti prisionero,
no me olvido de tu voz necesaria que es mi herida
y aún guardo los besos que nunca me diste,
querida mujer desconocida.



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