viernes, 24 de febrero de 2017

Ámbar y luz






Entre noche y blancura
Tu cuerpo cáustico en dulzura para el hambre de mis dedos

Entre noche y blancura
Vierten mariposas marinas y peces la pleamar de tus muslos

Entre noche y blancura
La ternura que se arrastra desde el fondo de nuestros pecados

Entre noche y blancura
La luna de los juncos derramando su impudicia entre las ingles

Entre noche y blancura
Tu cuello de cisne rogando la ferocidad de mis excesos

Entre noche y blancura
La mirada perdida en el ocaso de los ojos que te celo

Entre noche y blancura
Mi poema en tus cataratas como una anguila de besos

Entre noche y blancura
Carnoso revólver en tus labios disparando medusas de luz

Entre noche y blancura
Quedamos heridos de amor en el ámbar de los tiempos




martes, 14 de febrero de 2017

Una de tiburones





Es el tiempo de los tiburones
Y no solamente los de la bolsa de Wall Street
Sino de los que vota ese océano rancio de ignorancia
Son tiburones idiotas por aguas prestadas
Con propósitos de carne ajena y de falacia
Vienen con sangre de pueblo en la dentellada
Que buscan la carnaza fácil en los hospitales
O en las aulas de las escuelas públicas
Les verás morder con los ojos blancos
A la desesperación de los que con sus leyes vulneran
Son los oportunistas de la mentira
Los herederos de la gran matanza
Son la rabia fratricida que danza
sobre la memoria de nuestros muertos
Tienen hambre de principios que no sean abyectos
Porque su absurda brújula ideológica
No tiene geografía, ni espacio, ni universo
Como un verbo sin sentido buceando
En un poema vacío buscando un extraviado verso
Es el tiempo de los depredadores financieros
De políticos que gestionan su dinero y privilegios
De jueces que encarcelan a inocentes por ser verdaderos
Tiempo de pobreza humanitaria
De cadáveres sin nombre flotando en las playas
Tiempo de jaurías de ricos viciosos
A la zaga de niños para sus infiernos
Es el tiempo de los enfermos que gobiernan el mundo
Es el tiempo de los tiburones en aguas revueltas
Desempleados buscando migajas por las calles
Tan desesperados…
Los desahucios y sus árboles de la horca
Las interminables colas del hambre
Es el tiempo de los tiburones
Y de los ignorantes que se descarnan y nos descarnan
Con sus votos sanguinolentos y miserables
Para así darles la vida de seguir alimentándoles




viernes, 10 de febrero de 2017

jueves, 9 de febrero de 2017

Sus últimos días






Tenía ese hálito metálico
los últimos días del miedo
Él no era un hombre cualquiera
sino un corazón avivando el incendio
en el pozo agrio del alma sin hombre
buscando la salida más improbable
del laberinto de carne que
se devora a sí misma en
ese nunca encontrarse
Porque todas las tumbas tenían su nombre
en aquél infierno de tristes campanarios
que anunciaban su siniestro viaje inexorable
Y Dios no tendía su mano
porque Dios no estaba en su frágil cabeza
No estaba en sus ojos aún abiertos
ni en su soledad más estremecedora
Soledad en aquél patio de estrellas errantes
y aullidos de perros
No se lo llevó la muerte
ni Dios
ni otros demonios abyectos
Se lo llevó la historia a su cementerio
A su biblioteca sin dolor ni remordimiento
para darle su alma atormentada
a los pájaros de tinta de los inviernos
para llevarle a las palabras que no conocen
la sangre ni el sufrimiento
Porque Antonio era la lluvia apasionada
que anidaba en el centro de los hombres
De esos hombres que aún creen en los hombres
que cambian para ser mejores hombres
Una bandera roja y lejana ondeaba en el horizonte
Era una garza en la mañana alzando el vuelo
Cuando la niebla silenciosa se desvanecía en sus alas
Poco después del último aliento




lunes, 6 de febrero de 2017

Desaparecemos





Cuando no respira el viento
Donde olvido mi equipaje
En ese instante diminuto en que te siento
Donde no habita nadie
Morada de pulso y pensamiento
Solo contigo y tus poemas
Perdidos en esta orilla en desaliento
Aquí no anida la desesperanza
Para eso yo no existo, ni tu tiempo
Viajo desnudo al galope de tus versos
Y caigo en libertad, claro y sincero
Como una catarata silenciosa
En la caligrafía dúctil de tu cuerpo
Y nos hacemos de lluvia
En la lluvia caliente que te bebo
Nos bebemos
Desaparecemos