jueves, 24 de noviembre de 2011

Aquellas horas






En mis venas echó raíces
ese tallo dulce de tus besos,
cuando tu piel precipitada
era cierva blanca en mis latidos
El invierno de aquellos días
dormía entre corazones revueltos
Oía tus pasos en aceras humildes
llegar desde lejos a mi ansiosa morada
La ciudad tras de ti desaparecía,
y tu cuerpo desnudo de rosa blanca
se estremecía convulso entre mis dedos
Yo entonces te quería tanto…
Cuando una primavera vino a vernos
con un mar confuso que oscurecía
Ya no escuchaba tus pasos
Mi casa estaba muerta y vacía
Y supe entonces que en mis venas,
ese tallo dulce, amargo se tornaría
Crespón de estrellas tiene la noche
en este entierro de oscuras horas
donde tus pasos son mis latidos
tras una ventana lluviosa que,
quedó temblando en un invierno
esperando a la tiniebla del olvido




Yo no sé a donde vamos






Yo no sé a donde vamos
Miro al hombre sin ojos,
sin mañana, sin pasado
y al corazón aturdido
Miro al avaro y su miseria
Al obrero sin memoria
Al político hueco, vacío
Al que lucha, deshauciado
Yo no sé a donde vamos,
pero veo a los hombres
con pies de arena y barro
Y veo una lluvia profunda
en un campo desangrado
por un arado angustioso
No sé a donde vamos