sábado, 23 de octubre de 2010

La Soledad




Me quedo prendido en su velo único
A veces me llama 
o viene a mi encuentro
regalándome su boca desierta
Podría presentárosla,
pero tengo miedo de hacerlo,
porque si os mira 
os sentiréis tan solos,
que nada más os quedarán lágrimas
para decirme su nombre.
He aprendido a desnudarle
y no es fácil, no, no es fácil (...)
He de mirar por la ventana
para sentir que está en mi espalda
absorbiéndolo todo
con sus terribles ojos vacíos,
y girarme y besarle
para que me olvide.