miércoles, 12 de diciembre de 2012

El Arco de la Amalia






Atraviesa la luz el cristal oscuro de la conciencia,
para ser palabra en lo profundo de su morada
Para ser latido de sapiencia contra el olvido de su abismo
Para serlo todo a unos ojos que engañaron al alma

Yo vivía en las aristas que cortaban el viento
Allí, en esa costa terrible en que se retuerce la nada
En ese templo angustioso con paredes de carne
bajo una bóveda lluviosa de alas clavadas

Más tarde soñé que soñar, sería mi escapada, y fue
mi pueril mentira, mi cometa ensangrentada
Porque el mundo en que vivía succionaba del sueño
cortando los tendones del tejido en que habitaba

Me hice hombre con las uñas en la tierra quemada
Bebí del agua que despreciaron los perros de la rabia
Me fui con mis demonios a una tierra sin credos ni dioses
dejando al niño que fui, llorando en el Arco de la Amalia

Muchas cosas vendrían
Ninguna que imaginara
De ninguna me arrepiento
Pues la vida no es lamento
Es hacer con las cadenas
más resistentes las alas




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