En un puño cerrado
guardo un latido
Una muñeca rota y sus
labios de arena
Un cometa en los ojos ebrios
y ácidos
Tal vez un abrazo buscando
su nido
Moribunda luna que
agoniza solitaria
en la fría noche en que
Diciembre fenece
La yedra le sueña con
lágrimas blancas
Lobos negros la
custodian desesperadamente
Y yo, prisionero en
esta mazmorra
Donde la luz se amarra
como una soga
A esa garganta hundida
en las tinieblas
Hago despojos de la
boca que besó al vacío
De mí salieron las aves
a media noche
Para migrar al pecho del
espectro sin alma
A ese lugar turbio sin
pulso ni memoria
Que desconoce la
síntesis audaz de un beso
Y del puño cerrado
brotan espinos
Cuya raigambre sedienta
reseca el corazón
Más allá de mis poros
muere lo salvaje
Caricias de pantera a la cierva del amor
Nada es ya necesario a
la mirada del alma
Todo es diminuto y se
atomiza la verdad
Cuando pierdes de este
mundo y por siempre
Lo que más soñaste y
más pudiste amar
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