No entendiste mi amor
desde aquél día
No entendiste a mi
demonio arrepentido
Ni a mi ángel
arriesgarse en tu pecado
No entendiste al
corazón apuñalado
Contra las fauces
hambrientas del olvido
Ya llovió demasiado sobre
el árbol talado, y solo
Quise darte nuevos
brotes de amor por ti nacidos
No entendiste mi amor
desde aquél día
Mi amor no era ese niño
consentido
Ni era un barco en el
malecón, abandonado
Te besé entre escarcha
y arena aquella noche
Para amarte y sanarte de
tu miedo al pasado
Pero en lugar de
prender al amor con su esencia
Lo guardaste en el
cajón de tus vulgares sin cuidados
Como un broche más para
tu colección de “Ausencias”
Y mi alma, celando el
nido
¡Qué despilfarro de
sentidos!
¡Cuántos latidos desahuciados!
No hay comentarios:
Publicar un comentario