lunes, 1 de octubre de 2012

Hija Silvia







No cesará la mirada de aquél instante,
sin haberse consumido antes la vida,
porque mi niña de bosque recién nacida,
atravesaba el alma para salvarme

Quizás la noche del último día yo la sueñe, y
preste al sueño la nana sus mágicas horas, o
tal vez yo renazca desde mi pútrida simiente,
para estar como poema latente en su memoria

De su bondad insondable cayó mi lágrima,
la misma que ahogaba en su risa para hacerme libre
Ella, lucero del alma y tranquilas aguas...,
la niña que inventó colores para un corazón posible

Siempre será mi luz que camina y
con su mirada alegre y serena,
seguirá construyendo la vida
Porque ella es el bosque que reverdece
sobre cualquier reseco sueño de arena






2 comentarios:

  1. Qué bonito poema, espero que tu niña lo haya leído, porque seguro se sentirá muy orgullosa. Un abrazo.

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  2. Gracias Yashira. Sí, lo leyó y lo guarda con cariño, y yo orgulloso.

    Besos

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