miércoles, 5 de abril de 2017

En el laberinto





Es un laberinto de carne y pensamientos
Las fauces de las deidades y los demonios
devoran la voz antigua de sus cimientos

¿Por qué solo hay puertas que no tienen llaves?

Sus muros palpitan en carne que se recrece
Quiero salir por el aire que siempre me falta
en un bypass que me devuelve irremisiblemente

¿Dónde está el mar del constructo libertario?

Yo ando solo y sin mí me reconstruyo
Es suelo trémulo, una mujer inversa libidinosa
que camina felina bajo mis pasos penitentes

¿Y el amor? ¿Esa máquina de besos hirientes?

Esta celda que la existencia me dio sin elegir siquiera
Esta apariencia que soy yo en esqueleto de tempestades
que deambula por las arterias vetustas de la humanidad

Y esa entidad que se pregunta y se retuercen sus verdades
Esa bestia inmoral que teme la otra cruz de sus infiernos
Ese feto fratricida en el útero del tiempo con sus guerras

¿Por qué solo hay puertas que no tienen llaves?




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