Con ese blues de madrugada vertiginosa
Con ese mordisco azul a
los labios alígeros
Con ese aroma de lluvia
sobre la tierra caliente
Yo te leía los ojos de
poema líquido y libidinoso
Para enmarañarte de
palabras en arrebol ígneo
Y desnudarte a mi boca con
voraz ternura
Como yedra en tu piel
yo iba creciendo
Con hojas de lengua devorando
tus miedos
En un blues eterno de
feraz concupiscencia
Con su forma bicorpórea
prendiendo el silencio
Entre pupilas
laberínticas de puñales tiernos
Que entraban al alma
cual hebras de miel
En esa noche velívola
en que flagraban las horas
Bailábamos en uno la
danza undívaga y hermosa
Al compás de un saxo húmedo
a nuestros sentidos
Loba entre mis dedos
gimiendo a la luna de la piel
Con mis ojos como sogas
aferrándose a tus latidos
Cuando al final del
blues definitivo… todo era llover
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