viernes, 22 de abril de 2011

No me pidas morir






No pienso escucharte
Ya te suicidaste tú
corazón estulto y loco
¡Ahora déjame!
No me queda tiempo
ni para ti ni para nadie,
ni siquiera para mí
Te desterré del cuerpo
para poder olvidarte
porque te tuve exangüe
por hacerme presa fácil
de una mujer insidiosa
con trampa en los labios
y palabras venenosas
¡No te quiero sentir!
¡Ni deseo tu latido!
Déjame que me olvide
de lo necio que por ti fui
regalando un corazón
que se tragó el orgullo
para ser el comistrajo
de un cuervo iracundo
¡No, no pienso escucharte!
Tú para nada ya me existes,
aunque vaya vestido aún
de tu inescrutable fracaso






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