Mirad mis ojos cansados
Veréis un hombre
milenario
El mismo de vuestros
ojos
El de todos los ojos
callados
El hombre de corazón espetado
Y después resucitado
El que nos vive y nos
habla
Cuando estamos tan solos
El hombre que no es
Dios
Ni lo busca en la
mirada
El que nos abraza en la
tristeza
El que nos libra de antagonismo
El que nos arma de
sapiencia
A veces taciturno y
otras…
Inexorablemente revolucionario
Es el que siempre nos
queda
Cuando todo ha
terminado
El que medita la
historia
El que nos cura lo
llorado
El que siembra la
esperanza
En la cosecha pura del
alma
El que se sienta sobre
el viento
El que nos planta como
a un árbol
El que nos hace niños
que juegan cuando
La muerte nos espera
desesperadamente
Es el que nos mira
desde adentro sentado
En ese puerto sereno y
silencioso
Es el hombre común y
necesario
El que habita en mis
ojos y los vuestros
El que somos todos
cuando vamos
Y cuando no estamos
Es el que piensa cuando
no pensamos
El que nos besa la
frente y nos impulsa
El que nos une y
conduce
Contra mentiras a
quemarropa
El que nos dicta y nos
proyecta
El que a todos nos
lleva de la mano
Cuando una injusticia nos
acecha
El que nos canta para no
dormir
El que nos tiene
siempre alerta
El que escribe poemas descarnados
Con esa tinta de las
venas
El mismo de todos los
que sabemos que
Vivir y luchar, nos despierta
hacia la verdad última en que brilla
en la tierra, la razón que nos libera
hacia la verdad última en que brilla
en la tierra, la razón que nos libera
Precioso poema querido hombre milenario, claro que siempre merecerá la pena vivir y soñar.
ResponderEliminarUn abrazo,
Así es Yashira, el que se sienta sobre el viento y nos planta como a un árbol. Muackss. Un beso y un abrazo
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