Llegaron los ángulos
perversos
disfrazados de
parábolas convexas
Arremetieron contra los
paralelepípedos
desde la parte más
frágil de los apotemas
Llegaron al centro de
todos los círculos
Masacraron todos sus
puntos vulnerables
con las aristas
hirientes de su doctrina
Impusieron el terror de
sus vértices
haciendo temblar la
geometría
Ríos sanguinolentos de
líneas onduladas
caían de los papeles
del mundo
Se marchitaban las
asíntotas
Se ajaban las tangentes
Los senos ya no eran
turgentes
Los cosenos fenecían
En los triángulos
rectángulos
se suicidaban los
teoremas
desde las hipotenusas
pusilánimes
Pitágoras se hacía mito
en los catetos
Los pentágonos ya no
se ponían estrellas
Los axiomas trazaban
éxodos al teseracto
Se atomizaban las elípticas
y las hipérbolas
Los octaedros absorbían
a los octágonos
Todo era caos y
desesperación de líneas
Los exponentes huían de
los logaritmos
dejándolos vacíos y sin
alma
La trigonometría se
desquebrajaba
abriendo brechas hacia al
abismo
adonde caían en masa
las integrales oscuras,
dejando las constantes
en fórmulas esqueléticas
abandonadas a su suerte
y en las tinieblas
Todo moría
inexorablemente
Entre los escombros, nace un acorde
las líneas rotas construyen pentagramas
Hay un brote de esperanza
las líneas rotas construyen pentagramas
Hay un brote de esperanza