Cuando abrí el corazón,
se oyeron pájaros y
aullidos
En el fondo de su
abismo
atisbaba un algo
excedente
Era un intenso latido
solitario
que al extirparlo
sutilmente
derramó un profundo
alarido
Así recuperó de repente
el corazón su perdido
tempo,
con aquél ritmo
caligrafiado
en la partitura de mis
sueños
Y en la cosecha de lo
incierto…,
quise creer en el
amor
Bonita forma de arrancar lo que duele para recuperar la fe en el amor, ojalá fuese tan fácil.
ResponderEliminarUn abrazo Arturo, desde mi mar de sentimientos.