Un día nos vamos
tal vez vencidos o
desvencijados
a ese lugar único
del que ya no regresamos
Y no es el morir
sino volver a renacer
Pertrechados de esperanza
atravesamos el pantano del
olvido
con alas de ángeles o de sueños
para llegar a su destino
sin geografía
Para volver a cruzar
desnudos de pasado
sus colosales puertas ardientes
Para abrazarle en su
fortaleza de futuro
en su frágil entrega, pero
férreo latido
El ayer ya será nada
y desde la cuna del alma
un floreciente corazón
palpitará en la lluvia
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