Tú no estás por mis manos…
no
Pero puedes volarme por los
dedos
Yo puedo tocarte
Y tocarte es… acariciar
la lluvia caliente
que funde la nieve de mi
lengua
Es respirar el aire febril
de los latidos
Los pétalos umbríferos y
abiertos de una corola
El elixir quemante garganta
abajo
en una búsqueda desesperada
de naufragio
No… tú no estás por mi
boca
Pero puedo sentirte caracoleándote
en los labios
Y derramándote desnuda
desde un relámpago,
como una catarata silenciosa
en la jungla oscura
O cuando despiertas entre
rugidos aterciopelados
y mi aliento exacerbado y
profuso se hunde
en la copa carnosa de un
sueño celosamente guardado
Tú no estás por mis ojos,
no
Pero veo tu frágil
ausencia sobre gemidos indefectibles
Felinamente reptando por
el vicio de mi sombra
Retorciéndote en la seda
en que se vierte la luna
empapada en un gozo eterno
de dulce ferocidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario