lunes, 25 de junio de 2012

La soga de Dios






Había unos hombres sentados en la yerba
Estaban cansados de hacerse preguntas sin respuestas
Desorientados y afligidos se miraban unos a otros,
cuando en ese acto común una voz profunda surgió de la tierra
como si del mismo Dios se tratara:

-Yo tengo la respuesta

Una soga tremenda apareció entre sus cuerpos de repente
perdiéndose la otra punta entre la blanca y espesa niebla
Al unísono llegaron todos a la misma conclusión:

-Tiremos de ella

La resistencia a sus esfuerzos era intensa
y no conseguían avanzar un palmo siquiera
Así pasaron años, los siglos de su existencia, 
sin conseguir definitivamente su propósito

Hasta que un viento aleatorio de procesos estocásticos
se fue llevando la blanca, espesa y misteriosa niebla,
mostrándoles a los hombres aquella otra fuerza de resistencia

Asombrados soltaron la soga al entenderlo todo
Allí no estaba Dios,
si no ellos mismos, en la misma yerba, con la misma cuerda




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