Imaginaba que un día no
serías escritura
Ni la tinta amarga que
en el alma vacía llueve
Más bien la piel que en
mi piel se sumergiera
Acariciando segundos
como poros de mi vida
Cuando las tardes a
oscuras te pensaba sin aliento
Urdías el tejido del tiempo
con un rocío de lágrimas
Liando tu finísima gasa
invisible en mis palabras
Apenas me tocabas con
ese pensamiento tangible
Daba entonces la vida
por tenerte en los brazos
Acariciarte dulce la
risa con un poema desnudo
Olvidando para siempre aquella
sombra sin hombre o,
Liberándome sin temor
de la tiniebla de tu ausencia
Imaginaba que un día nos
tendríamos de la mano
Viviendo juntos las
horas por orillas infinitas
Adonde las playas no
terminasen a nuestros pasos
Quedando una estela de
arena por un ocaso encendida
Una vez viniste a mí
desde los juncos y los vientos
Inventaba tu boca en la
lluvia para oírte decir mi nombre
Respirabas mi aliento
en mareas de trigo y flores de invierno
Oxigenándome el alma
para asfixiar la tristeza
Siempre supe que tu alma
era posible… ahora me despierta
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