miércoles, 7 de septiembre de 2011

La bestia






La bestia que no duerme desnuda
en su iracunda gruta de amargura
Duerme por haberse saciado de la inocencia
Las estrellas en la noche temen su cólera
porque aquellos que son avistados
conocen la muerte de sus quimeras
La bestia es el hombre del espejo negro
El hombre del corazón vacío como sus ojos
La ira, la codicia, la egolatría, la envidia
La bestia como cáncer de la humanidad
La bestia como cáncer de la historia
La bestia que camina por la tierra con el vientre
vomitando gente por indigestión milenaria
La bestia que hace templos de carne y sangre
mientras el mundo, impávido le contempla
Todo se pudre tras de sus pasos cafres
Todo se envenena y se destruye sin remedio
La bestia que no cesa en su sueño de retar a Dios,
cuando Dios solo es la vida desde el útero y la cabeza
La bestia despierta y tiene hambre de nuevo
Lo vemos en las calles cuando crece la pobreza
Lo vemos en los jóvenes sin ánimos de futuro
Lo vemos en las fábricas colmadas de tristeza
En los “todopoderosos” con sonrisa de soberbia
En los desahuciados que lloran su desgracia
En los desempleados heridos de desesperanza
En nuestros mayores que sufren por sus hijos
Nada de nada le importa si no es un útil a su riqueza
La bestia iracunda que a veces duerme
se bebe nuestra vida y luego bosteza




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