miércoles, 24 de mayo de 2017

Selectiva extinción





Nos eliminan desde los cielos,
desde el asfalto, las estaciones…

Lentamente
      Sigilosamente
              Subrepticiamente

En el túnel espiral de las desolaciones:
“Caracola laberíntica que nadie escucha”

Nos avisa la pobreza con su carcoma en el seso
o las aristas del hambre chirriando en las tripas

La locura que, lógicamente, llovizna bajo el paraguas de
todo lo que pensamos irracionalmente

El fin de lo pusilánime, con su perfume a mortaja, que
perfora la sien con proyectiles de percutora tristeza

Y nos molesta el ruido del mundo:

       La renuencia al bruxismo latente de los casi muertos
       El murmullo maloliente de sus tóxicos insectos

       Los gritos asfixiados de inocentes muñecas rotas, en
       manos de hombres abyectos de corazón irrecuperable

       El agónico llanto de los sueños varados en
       las remotas playas del olvido

       El silbido sepulcral donde se enrosca la muerte
       El corazón abierto de los cisnes que amaron a sus lobos

Hoy nos fusilan sin fusiles en paredones de silencio
con discursos cargados de ponzoña invisible

Nos eliminan a ráfagas de luz
con la palabra siniestra y embaucadora de los hipócritas

Lentamente
      Sigilosamente
              Subrepticiamente

Las calles beben sangre ante tal indiferencia











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