Mira
lo que tú y yo sembramos…
Un
corazón abatido entre cenizas
Mira
lo que recogemos…
Pedazos
de abrazos inmensos
que
dejamos a la orilla de los sueños
Y
besos ardiendo
sobre
fósiles tierras de deseo
en
que germinan sin memoria,
interminables
árboles negros
Es
el ocaso de los enamorados
De
los enamorados injustamente
De
esos que ya fueron desterrados
de
las páginas indiferentes del amor
Mira
lo que hemos dejado sin nombre...
Un
embrión sin útero, desahuciado,
bajo
la lluvia del olvido
Es muy bonito, pero me causa tristeza. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Rosa. Sí, es cierto, no es alegre. A veces hay historias que no son alegres y dejan su huella en el barro del tiempo. Siempre es mejor ponerles alas, así al expulsarlas con su forma de palabras, las liberamos a ellas y nos liberamos nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo Rosa