Nacía con la espuma y la furia de las olas en su pelo
Y caballos de nieve jugaban en la llanura de sus manos
Colmaba de miel mi panal con su risa etérea y luminiscente
Cuando yo con el alma le regalaba un sueño de amapolas
Su dulce mirada de niña que buscaba la luna entre las cañas
Deshacía el nudo en el velo de los años de mis ojos apagados
Daba sol al verano con su risa de primavera floreciente
Así llegó a ser la reina de los castillos de arena en el mar
Una carroza de estrellas la llevó hasta la playa de los sueños
Y allí la peinaba el alba con su rocío de nácar y madreperla
La hija del mar que se hizo de luna para las noches eternas
Con su baile, su canción, su perfume de corolas y manzanas
Con los años a mi lado, su sonrisa permanente me regala
Rayo de girasoles, oro de los trigos, ruiseñor de mis mañanas
Nunca cedas al olvido, nunca abandones el alba ni su estrella
Que tu risa sea el camino que siempre ilumine nuestras vidas
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