Te miraba en los crepúsculos
y en las golondrinas
En las grullas blancas de
la nieve febril cuando gemías
Te miraba la luna de los
ojos titilando en una lágrima
Cuando la cera de la piel
ardía al dolor de las palabras
Yo que te busqué por las noches
que cegaban tu imagen
Que fui antorcha en tus
dedos con el vino del alba…
Te besaba el corazón como
un loco atormentado
Para que tu cuerpo fuese amado
como pude amarte yo
En esta nave desolada de
los días yo recuerdo
Aquella marea sin juicio
sobre la piel que ya no tengo
Pero en mi mano tus
labios se entregan a mis piélagos
Mariposa moribunda que
aletea nuestros últimos besos
Por una fotografía sin
pasado se nos iba un río de amor
Una luciérnaga perdida en
la oscuridad de los incendios
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