miércoles, 15 de marzo de 2017

De Sangri-La





Un elefante azul vivía en un hombre
Ardía en sus ojos lo eterno de Sangri-La
Cuando lloraba, una lluvia de cometas caía
sobre los bosques nevados de Dharamsala

Cuando cierro los ojos y le pienso sin mí…,
el gran yak de sedas rojas, encendido cabalga
por la tundra boreal del Cachemira
con ruta a la profecía sin aberrar la mirada

Caminaba el dalái lama en estelas de hojas
por un sueño de pétalos y mariposas flamas
sobre la pátina húmeda del bronce envejecido
en las cúpulas de los templos bajo la lluvia blanca

Un elefante azul y su memoria larga…
Paisajes de vino y sangre y un volcán adormecido
Su infancia era el devenir en el silencio del río
Silencio en las altas cumbres del alma

Y en su penar la nave triste de velas ajadas
por las sirenas aladas de todos los naufragios
más allá de la tierra del pájaro de fuego
donde prenden los amores sus flechas amargas

Un cisne que canta su dolor en el horizonte
le recuerda la luna roja de Sangri-La
llorando luciérnagas y abejas sobre las flores
en un cielo de antiguos dioses que soñaran el mar

Un elefante azul vivía en un hombre
Ardía en sus ojos lo eterno de Sangri-La
Allende los tigres de nieve descansan
Sobre las doce llaves de la humanidad



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