… Un
día desaparece
y sin
calor ni consuelo le buscas en la lluvia
en
los libros anónimos que nunca miraste
En
latido por latido
donde
incendiaba su casa
Le
buscas expreso en los poros que habitaste
en el
cielo cobrizo de las tóxicas mañanas
en la
tinta, golondrinas, horas perdidas
en
las antípodas grises y sin retorno
en
arboledas podridas de la nostalgia
en la
brisa libidinosa de carnales manjares
en
dragones de arena muriendo en las playas
en
las canciones tristes de paupérrimos juglares
en las
crines opalescentes de falsos pegasos
en
cordones putrefactos y umbilicales
en la
lengua enamorada hundida en el ocaso
en
hospitales eternos y sueros amargos
en las
mandrágoras púrpura de los ahorcados
en la
risa cruel de las hadas de la agonía
en el
cadáver último de los unicornios del olvido
en el
desafinado canto en que se acaba la vida
en
los arrullos guturales de los arroyos oscuros
en lo
más absurdo del amor y lo más abyecto
en la
soledad injusta de los poetas futuros
en el
terciopelo doloroso de las mariposas
en el
filo caliente y sangriento de una promesa
en el
dulce sueño de la nieve sucia, atroz, engañosa
Es la
mentira del olvido en que uno siempre se aferra
… y un
día reaparece
más extenso
y más brillante
como
un ángel en la lluvia
sobre
el nácar tembloroso
de la
luna en la sangre
Y te vuela
y vuelve
a enamorarte