Hay en el alma una isla
que se llama soledad
En su orilla silente te
abriga desnuda
Y te amamanta en su
lecho con pechos de sal
Hay en el alma una isla
que se llama soledad
A veces te olvida, más
otras te llama
Pero en la boca te
siembra, su amarga verdad
Hay en el alma una isla
que se llama soledad
Que con sus brazos de
arena en su dolor te acuna
Y en su reseco vientre,
te enseña a llorar
Hay en el alma una isla
que se llama soledad
Tiene de hijos la sed y
toda el hambre
Mas en su nido de
sangre, aprendes a volar
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