viernes, 9 de mayo de 2014

Una isla





Hay en el alma una isla que se llama soledad
En su orilla silente te abriga desnuda
Y te amamanta en su lecho con pechos de sal

Hay en el alma una isla que se llama soledad
A veces te olvida, más otras te llama
Pero en la boca te siembra, su amarga verdad

Hay en el alma una isla que se llama soledad
Que con sus brazos de arena en su dolor te acuna
Y en su reseco vientre, te enseña a llorar

Hay en el alma una isla que se llama soledad
Tiene de hijos la sed y toda el hambre
Mas en su nido de sangre, aprendes a volar




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