… Fue entonces cuando los versos caían
por un acantilado decasílabo,
estrellándose contra las afiladas
aristas de un final de piedra.
Otros trepaban libres como yedras
buscando la noche
para salir de las regladas raíces únicamente
diurnas y carcelarias
y poder así, sin licencias, alcanzar
la luz de otras estrellas.
Porque el verso no quiere yugo ni poeta luminoso
Porque es animal que del útero del
alma emana,
buscando libre y sin contorno, el
sentido más insondable
de su propia existencia libertaria.
Que bonito ese trepar libre...
ResponderEliminarHe intentado sumarme a tus seguidores, que algunos son mis amigos, pero ha sido imposible...No sé si dibujarás siempre así, pero este me ha llegado al fondo.
ResponderEliminarGracias Carmen. Pues no sé eso de los seguidores por qué será, echaré un vistazo. Bueno, ya sabes que cada poema es único, no todos nos salen igual, tú bien lo sabes. Me alegro de que éste te haya gustado. Un abrazo
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