Su
boca infringiendo la duda
y
en cuero negro las pupilas
Su
piélago blanco estremecido
en
poros abiertos al dolor de su caricia
Aferrada
a la ternura del nudo que se ciñe
a
su evanescente desmesura
Al
abismo húmedo de su celda
Al
deseo ubérrimo y verdugo
Porque
advierte su presencia
Porque
se acercan sus pasos
Porque
escucha sus latidos
ineluctables
y feroces
Dueño
de sus carnales postigos
Imagina...
ResponderEliminarEntre tus manos con fieras garras, sometida a tu voluntad un alma tibia... late bajo tu cuerpo, siente, desea, palpita... contiene, siempre ha estado presa y tu eres su llave que la libera, tiene miedo, pero no de ti, de liberarse y no saber como controlarse, solo debe descubrir que la pasión no se controla, se vive.
Reconozco tu blog, quizás alguna vez lo vi desde mi cielo, un beso
Gracias por visitar mi blog amiga. Y gracias también por dejar esta huella de tu talento. Un abrazo
ResponderEliminar