-Bajo cero-
En el filo acerado de la lluvia
Tristes ojos infantiles contemplan
Un alma inocente en la alambrada
En esa celda del desprecio
En ese silencio que le mata
Por su herida misma le condenan
Y su pasado le desarma:
(¡Corre hijo mío corre!
¡Busca la orilla del agua!
¡Que las bombas aquí no cesan!
¡Que yo he caído en la batalla!)
(¡Corre hijo mío corre!
¡Busca la orilla del agua!
¡Paga al barquero y huye!
¡Y llega a la costa de España!)
-Bajo cero-
En esa barca que la muerte ansía
El mar devorando a los suyos
Cada siniestra noche con su día
Arribó a las tierras de Italia
Una noche de luna suicida
Y en camiones se lo llevaban
A la frontera que nunca termina
-Bajo cero-
Ya no siente siquiera los dedos
Al otro lado, su mirada perdida, y
Un mundo lejano que siempre…
Siempre le olvida
Siento como mío el dolor de los que sufren/pero me invade la inercia cotidiana/mas, no es excusa el objetivo que no enfoca/o el delirante discurrir de un tiempo que no acaba/no es suficiente pretexto el no saberlo/ ¡hay que saberlo!/ni es suficiente disculpa el no creerlo/¡hay que creerlo!/ un grito debería nacer de mis entrañas/y con mi grito,millones de gritos que me acompañaran...
ResponderEliminarUn hermoso y terrible poema que afortunadamente transgrede la calma...Gracias
Hermosas tus palabras, como siempre. Y muchas gracias a ti por haber estado aquí.
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