Un
tiempo después de los encuentros,
las
palabras que anidaron la memoria
se
alzaron en vuelo migratorio a ninguna parte
Pero
antes hubo promesas, juramentos excelsos que
desterraron
los ojos del olvido,
dádivas,
caricias, ofrendados besos
Antes
de la huída el amor galopaba las lenguas
y
el pulso era la llama que prendía nuestro sexo
Tantas
cosas nos juramos para el futuro incierto…
Un
tiempo después de los encuentros,
una
lágrima en el rostro ocultaba el terrible silencio
Nunca
supe del llanto su origen,
solo
sé que un día extraño se llevó la boca
por
arenas negras de otros desiertos y
que
la ceniza de las promesas se fue atomizando
hacia
otros laberintos que aún hoy no comprendo
Porque
yo di mis latidos a un corazón moribundo,
no
para verle palpitar envejecido bajo tristes raíces
que
succionaron la vida de sus recuerdos y
las
promesas que entonces, sin nosotros, perecieron.
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