Hay una estación en cada
pueblo
Donde no habitan trenes
y calla el silencio
Donde todos los ciegos
buscamos olvido
Donde revivo el sabor
de todos tus besos
Y vivo por eso
Y vuelvo por eso
Las hojas marchitas no
tienen remedio
No hay otoños que
vuelvan donde yo regreso
He gritado a los cielos
que abrigan tu nombre
Y la paz de la tarde
del grito hace versos
Y vivo por eso
Y vuelvo por eso
Tiraré la llave de
nuestra morada
La cama encendida donde
hirvió tu miel
Donde fuiste conmigo la
tierra prohibida
La playa desnuda que se
hizo mujer
Donde me juraste un te
necesito
Cuando todo el sentido
dejaba de ser
Ya no hay trenes que
tengan razón de regreso
A la estación de ciegos
de este atardecer
Aunque escuche tus
pasos, latidos expresos
Donde labios bailaban
boleros de piel
Ahora siento la dulce canción
que no ha muerto
Y me abrigo de lluvia y
te olvido después